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lunes, 31 de octubre de 2011

Desconfiguración1

Prepárese, para la desconfiguración.
...
Caminando por siete sendas,
Los ojos prendidos en llamas.
De pronto te asalta un anhelo,
Ganas de piel,
Ganas de sudor,
De putear,
De ser puteado.

Se aproxima una duda.
Sientes como una verga sideral te atraviesa de a poco.
Cada suspiro es un asalto.
La extensión no se acaba.
La penetración sigue,
y sigue...

Se detiene la marea,
y llega el alba, con los senos descubiertos,
Llueven mareas, blancas, dulces.

Embetunados los ojos de semen,
Apartados los días de su cabo...
y otra vez...
centímetro a centímetro,
el placer sodomita...

Fuego en el aire,
Aire en el fuego,
Incendio perpetuo.

Quemado el culo,
marcado por esa estigma catártica,
con astillas de mástil.

Y luego cinco manadas furiosas,
embistiéndose entre sí...
Sin cuidado, sin precauciones...
Sin consciencia del otro,
Sólo buscan saciar su sed,
de sexos, de tetas,
de culos, de vergas...

Y...
Finalmente,
Una mujer se toca sobre ti,
dejándose un fragmento de vida en el intento...

En tanto...
Te dejas bañar por su jugo de vida...

El dulce de su roce,
te mengüa de a poco...

Silencio.
Ya no hay erección posible.

Flor

Impecable, vestido blanco, blanca la piel, blanca la honra.
Blanca paseaba por su campo con paso alegre. Apenas catorce años de vida.
En eso se encontró con una flor de manzanilla.
La miró, y no dudó en correr a tomarla.

Estaba a punto de arrancarla del suelo fértil, cuando su aroma la contuvo a su accionar.
El aroma meloso le impedía la atrocidad de cortar su tallo.
Se limitó a mirarla.
Un extraño calor la invadió de pronto.

Sus ojos acaramelados se entrecerraron.
Dejó que el aroma viajara por todo su cuerpo,
por las narices, la garganta, los pulmones.

El humo invisible de su olor entraba y salía,
haciendo que la muchacha sintiera unos espasmos que su cuerpo no conocía.

Cuando la nube color manzanilla pasaba por su pecho, los senos encendidos daban a la vista dos generosos pezones, ansiosos.

El aroma siguió bajando, hasta llegar a su entrepierna. Ahí sus dedos se empezaron a hundir. Tímidos primero, seguros pronto.

Abrió los ojos y vio la flor.
La extensión de su tallo produjo una repercusión en ella.
Recto, sólido pese a la pequeñez.

La muchacha no daba más de calentura.
Se imaginó ese tallo en dimensiones enormes, entrando y saliendo de ella.

Ya no aguantó más... y empezó a quitar los pétalos, a falta de un culo donde aferrarse.

-Me quiere?...-un pétalo...
-Mucho...- otro...
-Poco...-otro...
-Nada...

Cada pétalo que arrancaba era como una embestida fugaz.
Una penetración constante e invisible.
Un gemido salió de su boca.

Cuando a la flor ya no le quedaba nada,
la chica había descubierto lo que era un orgasmo.

Se sacudió los pétalos de encima,
blancos, como el vestido,
como la piel,
como su nombre...

Blanca decidió que estaba ya bueno de jueguitos,
pronto habría más tiempo para seguir deshojando flores.

Se fue a por la merienda.
Blanca la honra...aún...

De cuerpo completo

domingo, 30 de octubre de 2011

Hambre

Apenas la vio entre la multitud, Samuel sintió unos deseos desesperados por cogérsela.

La muchacha vestía un peto y una mini tan corta que no dejaba mucho espacio para la imaginación, pues estaba todo ahí “a la carte”.

La gente bailaba, bebía y se tocaba sin pudor alguno.

La música resonaba como marcapaso para los cuerpos calientes que se restregaban los unos a los otros, adobando los ambientes y los sexos para lo que se aproximaba.

Samuel la invitó a un trago. Ella aceptó de inmediato.

No le preguntó el nombre. Se limitó a pedir ron para los dos.

Lo bebieron mientras bailaban y se miraban sin pudor ninguno.

El peto no era impedimento para ver que las tetas de la muchacha revoloteaban de un lado a otro.

Era de piel morena y cabellera castaña. Los ojos negros y delineados le daban un aire medio vulgar, medio puto. Eso hacía que el equipo de Samuel sobresaliera más de lo habitual.

La morocha se acabó el trago, igual que él. Lanzaron los vasos al suelo, dejando que estos se quebrasen en mil pedazos.

En el suelo, repartidos por los rincones, los pedazos reflejaban a la pareja, que ahora se besaba y tocaba, tal como la mitad de la disco.

La muchacha le acarició el miembro a su compañero por encima del pantalón. No se venía con mieditos ni inseguridades. Iba directo al grano, siempre.

Aún besándose, se dieron a la fuga. Empujando a otras parejas de calientes que apenas sí se despegaban.

Samuel la subió a su auto, para llevarla a su casa.

La chica se tocaba la entrepierna ansiosa, mientras reía. La música del vehículo parecía un condimento más para la excitación.

Ya no aguantaba más. Samuel estaba al borde de colapsar. Así que detuvo el auto a orillas de carretera. En un espacio oscuro.

La chica se fue al asiento trasero. En ese movimiento expuso todo el culo a su compañero, dejando a la vista una tanga casi invisible.

Samuel se moría de ganas de entrar entre esas piernas…

Se fue hacia donde ella, que se quitaba el peto y el sostén, dejando al aire dos lujosas tetas.

Samuel las acarició con brutalidad. Se bajó el cierre y estuvo a punto de sacar su miembro.

- Chúpamela, morocha…

Pero ella le puso el dedo en los labios, haciéndolo callar.

Le tomó la mano y la dirigió suavemente a su entrepierna, muy húmeda con tanta preliminar.

Él la empezó a tocar de a poco. Ella se deshizo de su tanga, de modo que él pudiera tocar, sin miedos…

Los dedos curiosos se inmiscuían dentro de la muchacha, tocando las paredes mojadas, los labios generosos de su vagina hambrienta.

Nunca había sentido nada igual. La textura, la firmeza de los labios. Su miembro estaba ansioso de entrar, pero la muchacha quería seguir jugando.

-Ya tendrás lo tuyo, putita – pensaba él.

No sabía qué le pasaba, pero esa vagina ejercía en él una atracción peligrosa.

No contento con inmiscuir sus dedos quiso ir más allá. La chica se recostó y él empezó a meter toda su mano.

La chica se reía, con ojos los ojos entrecerrados y mordiéndose los labios (los de arriba) de placer…

La mano se sentía segura, cobijada, pero aún quería más.

No entendía el por qué de tal fetiche, pero siguió introduciendo la mano, la muñeca. Algo temeroso de que la muchacha se molestara, pero nada. La morocha parecía loca de placer. Prosiguió.

Con los ojos desorbitados, Samuel se olvidó de su pene. No había placer más grande que el que sentía ese antebrazo, que entraba, ayudado por una mucosa que le facilitaba la labor, centímetro a centímetro.

De pronto sintió como esa atracción se materializaba. Los labios de la vagina lo empujaban, lo atraían con brutalidad.

Sintió pánico y placer. Ganas de apartarlo, pero no podía. La morocha reía, con el rostro prendido en una perversión que él no conocía.

Estaba siendo tragado. Su brazo estaba por completo cubierto. Gritó lleno de horror, pero nadie lo oía.

Los labios se abrían más y más. La fuerza crecía. Mientras tanto, Samuel sentía cómo se le desencajaba el hombro de su lugar.

Trató de zafarse, pero no pudo. con su mano libre lanzó golpes a la muchacha, pero ésto, en vez de apartarla, la excitaba más, y la fuerza crecía.

Samuel sintió la humedad vaginal en su oreja. El calor y el aroma lo llamaban a proseguir, pero eso se estaba saliendo de control. Era una pesadilla deleznable, quería huir, pero no era posible.

La vagina siguió succionando. el cuello empezó a ceder, y Samuel agotó sus fuerzas. Se dejo llevar, mientras su rostro se empezaba a hundir en la profundidad.

No podía ver nada. La respiración no era posible en ese lugar. Ya no tenía nada que hacer.

En sus últimos momentos de consciencia se sintió preso de un Nirvana nunca antes experimentado.

Eyaculó como nunca. Pero pronto se le fue la vida.

La morocha seguía riéndose con enormes carcajadas. Sosteniéndose apenas, mientras la apertura de las piernas daba su último impulso de extensión, y se prestaba a seguir tragando...

Al cabo de unas horas, la muchacha se vistió y salió con su sonrisa demoníaca a quién sabe qué lugar...

El auto quedó ahí, hasta el otro día, cuando llegó un policía a multar al propietario. Pero no había nadie. Sólo unos zapatos…

SEXO


Obsesión de tantos...

Motivación de mucho, de poco...

Tabú, tema censurado.

Palabras que le molestan oído.

Clítoris.
Pene.
Vagina.
Ano.
Penetración.
Felación.
Sodomía.

Palabras...sólo palabras...

Desconfigurar el sexo...
Transformarlo, deformarlo...
Mezclarlo con cemento y agua,
Desparramarlo por la muralla...
Por la cara...

Heterosexual,
Bisexual,
Homosexual,
Sexo.

Este blog puede ser ofensivo para la moral,
y apetecido para la inmoral.